Ruidos equivalente, desorden, quejas, dolor.
Angustia del individuo que se resiste, del colectivo que escapa y se lastima.
Allí en esa brecha transversal, germina el ritmo de un sonido implacable: una sola voz, un
silencio a voces.
Los dígitos fatales crecen y caen como pétalos en las violentas falanges de la ciudad quebrada. Así pasan los no-días, mientras la miseria desconecta el vínculo, desarma la confianza, anula y sepulta las ya lejanas virtudes del bienestar común. Quiénes somos. Una colectividad sin norte. Alzheimer inducido por los mundos delirantes de los que obligan a la historia, ellos: poderosos avatares de un heroísmo indefinido que nos ha hecho sucumbir en esta pavorosa escena.
Cae la noche. Miramos en azul turbio. Abrimos las bocas, perdidos en la secuencia inconexa de un recuerdo tapiado, rocas perturbadas en las fracturas de un presente incierto, en la bruma de un futuro invisible.
Los largos plazos se han vuelto pequeños, casi diminutos; todas las ganancias, las metas; todos los planes, son tan sólo un abreboca circunstancial que sobrevive con mucho esfuerzo en un día, en una hora, en milésimas de segundos.
Mañana nadie sabrá, mañana es otro año, otro problema, otra urgencia inmediata, otra muerte sin nombre.
Caminar sin rumbo. Como si la memoria desapareciera en el estiércol. Mirar la nada. Tragártela. Bola peluda de aires insufribles, bestia diminuta que se atraganta con una gigante legión de ficciones. Historia lejana que te fusila en la frente.
Detrás de la huella queda la página, respirando desde la transparencia de millones de pérdidas que regresan, una y otra vez. Marca infundada e infeliz. Fisura indescifrable que nunca sanará.
Vuela otra vez el silencio. La rabia se hunde. En la lejanía la alterada realidad te carcome las raíces e inunda tu aliento ya tan lleno de desamparo. Vuela el silencio. Allá, en la larga e indómita explanada, el sol te quema.
Tu piel es otra. Tu mirada se cerró. Ves otras cosas bajo las texturas de una olvidada y vaporosa luz.
Ya no somos los mismos.
Ciudad Ausente
CORINA BRICEÑO-I LORENA GONZÁLEZ I
Impresiones Textos
Libro original de Corina Briceño-I y Lorena González I. Edición de seis ejemplares numerados en caracteres romanos y dos fuera de comercio.
Cada libro consta de 20 folios que corresponden a un pétalo y
12 impresiones, cuatro flores y ocho deconstrucciones, las cuales corresponden a la cantidad de víctimas por violencia de
cada mes del año 2016 en Caracas.
En técnica de gofrado sin tinta.
Impresos en papel Le Cartiere, Chara 160 Grm. cien por ciento algodón, de 50 cm. por 35 cm., en el taller Huella de Charallavito, por la artista.
Cinco textos. 12 meses. Ya no somos los mismos. Título y créditos impresos en serigrafía en el Taller Agustín Villasana
Guardados en caja libre de ácido forrada en tela de algodón con un gofrado, diseñada por HSA.
Caracas, 2018
Expuesto en Arco 2018/ Arts Libris
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