Exposición Transfiguraciones
poéticas: del paisaje a la memoria, Sala William Werner, Centro de Arte

fotografía
Colectiva en el Centro de Artes Integradas
Transfiguraciones Poética: Del paisaje a la Memoria
Curadora : Susana Benko
2014
La naturaleza
siempre ha estado presente en la obra de Corina Briceño. Es el motivo que ha
signado su trabajo desde la década de los setenta a la actualidad. Desde
entonces ha ido afinando sus maneras de acercarse a ella, siempre queriendo
trabajar la imagen de manera ambigua y por tanto explorando diversos recursos
para crear efectos cada vez más metafóricos y poéticos.
Corina utiliza
diversos medios expresivos: pintura, dibujo, grabado, instalación, fotografía y
actualmente los nuevos medios digitales. Lo interesante es que cuando utiliza
la tecnología lo hace sin desechar los medios tradicionales de las artes
plásticas. Los integra y lo hace tan bien, tan finamente, que logra una de las
cosas más difíciles de alcanzar en una imagen visual: condensar en una imagen
pensamiento y poesía. Tal vez las dos formas de aproximación al conocimiento y
a la sensorialidad.
Las obras que
vemos para esta exposición parten de los efectos que provee la misma realidad
que la circunda. Corina obtiene sus motivos del jardín, del paisaje, que
observa desde el ventanal de su estudio. No sólo captura el reflejo y las
sombras que proyectan los árboles sobre paredes o a través de la ventana sino
que gracias a la superposición y distancia que hay entre dos vidrios de su
ventanal, las figuras se ven dobles. La realidad provee las imágenes que a
Corina le son afines: fugaces, sugeridas, sombras, para ser finalmente,
evocaciones.
Toda experiencia se vuelve recuerdo. Es
cuando la memoria intenta aprehenderlo pero sin embargo éste se desvanece. La
obra de Corina es expresión de este proceso: la imagen se desvanece tal como
sucede con la memoria. No es sólo el paso del tiempo, es la misma condición de
cualquier hecho que deja de ser presente. “La memoria, dice Corina, puede
traicionar un recuerdo o ese instante, ya no es lo mismo después de segundos.
Es algo que no se puede atrapar como el devenir, es inasible como las gotas de
agua. La memoria no es la misma para todos, cada uno la interpreta, la
fragmenta, la deshace, la borra según las circunstancias vividas”. Muchas veces
en medio de estas evanescencias aparece una palabra precisa. Posiblemente sea
una manera de contrarrestar el olvido aunque todo se vuelva un espejismo.
Un denominador común reúne al cuarteto de artistas venezolanos: una estrecha relación con la naturaleza y visiones únicas que dialogan entre sí. “En todos está la experiencia del paisaje como formas, luces y sombras incidiendo sobre los objetos, como ámbito, como espacio, y también como paisaje interior”, comenta Benko.
Para Corina Briceño la naturaleza ha estado presente en su obra desde la década de los setenta a raíz de sus continuos viajes al Amazonas. Utiliza diversos medios expresivos: pintura, dibujo, grabado, instalación y fotografía, a los que ahora suma los nuevos medios digitales.
En esta muestra expositiva la artista obtiene sus motivos del jardín, del paisaje que observa desde el ventanal de su estudio, capturando el reflejo y las sombras que proyectan los árboles. Partiendo de esta realidad, transforma la imagen capturada y la desvanece por medio de veladuras, transparencias, transformaciones propias de sus intervenciones, quedando de aquella imagen la materialización de un recuerdo.
Fotografía
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La Ventana II, pintura, 2013
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